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Colombia Sacrifica su Futuro: El recorte del 54% que arriesga 30 años de ciencia.

La propuesta presupuestal 2026 del gobierno colombiano contiene una bomba de tiempo: un recorte del 54% al presupuesto de Minciencias, puesto que el Estado colombiano se encuentra en una grave situación fiscal. La comunidad académica no esperaba era la magnitud del recorte, que una vez más: uno de los más fuertes desde la Ley 30 de 1990.

Lamentablemente, Colombia nunca ha invertido realmente en la ciencia. Este nuevo recorte es un golpe muy fuerte para las posibilidades de desarrollo económico del país y la construcción de una carrera científica para las personas que han apostado por este proyecto de vida. Como lo muestra la siguiente gráfica del profesor Iván Montenegro, con este presupuesto llegaríamos al porcentaje más bajo de participación de la ciencia dentro del gobierno colombiano en más de una década. Es decir, en vez de avanzar hacia una comunidad científica sólida y conectada con el país, estamos destruyendo las pocas capacidades alcanzadas.

Construcción del profesor Iván Montenegro Trujillo

El actual gobierno promete una “transformación económica y social” en su Plan Nacional de Desarrollo, pero simultáneamente descapitaliza el sector que hace posible dicha transformación. ¿Cómo lograr la transición energética sin capacidades de investigación tecnológica? ¿Cómo modernizar el agro sin instituciones como Agrosavia, que atraviesa una crisis profunda?

Por ello, creo que, como comunidad científica, debemos ser más enfáticos y vocales sobre la situación y dar la lucha por mantener, e incrementar, los recursos para el desarrollo científico del país.

La pasividad de la comunidad científica sobre la crisis del presupuesto

Sin embargo, más allá de algunos comunicados individuales o la iniciativa de Ley de la Comisión de Ciencia y Tecnología en el Congreso, siento que hemos sido bastante pasivos como comunidad académica en Colombia ante esta situación de recortes que estamos experimentando. Y creo que, para que esto no siga ocurriendo, debemos ser más contundentes en el rechazo de estas decisiones políticas que afectan el desarrollo sostenible del país.

Por ello, considero que la respuesta debe ser más amplia con distintos actores científicos expresen su rechazo de forma explícita tanto en el entorno de las redes sociales como en los medios de prensa y en las calles. Asimismo, que las directivas de las instituciones académicas y científicas hagan pronunciamientos claros en rechazo de esta situación y que, en conjunto, movilicemos a la sociedad para presionar por una política científica real, con financiamiento y compromiso de largo plazo.

Basta con tomar el ejemplo de lo que ha sucedido en Estados Unidos frente a los recortes que el gobierno de Trump ha promovido en los últimos meses. La comunidad científica se ha unido claramente y han redactado diversas cartas públicas, comunicados de las instituciones científicas, y planes de acción colectivos para enfrentar los recortes. Si bien no es claro que tengan un efecto real sobre las decisiones gubernamentales, si han llevado la discusión a otros entornos y la ciencia se ha convertido en uno de los temas de discusión política en el gobierno, reconociendo la importancia que tiene en la sociedad.

¿Por qué creo que se hemos llegado a ser pasivos? Creo que mucho tiene que ver con la tradición de la universidad colombiana, que veo similar al modelo de la Academia en Francia, donde el científico debe “alejarse” de la sociedad para ser objetivo y no perder “la pureza” académica con discusiones políticas. Es decir, pareciera que al académico colombiano promedio no le interesa tanto la participación y el activismo político, porque le puede dañar la imagen de académico impoluto. Por ello, no toman posiciones políticas y acciones colectivas claras, más allá de algunas líneas de pensamiento, en los distintos temas.

Además, creo que también hemos fallado en configurar una especie de lobby político con actores con representación política (perdón por la redundancia) que se vuelvan defensores del sector científico dentro del entorno de toma de decisiones. En el Congreso anterior, estuvo el senador Iván Agudelo, quien abanderó varias de las causas de la ciencia, y actualmente se ha configurado una Comisión Accidental para temas de ciencia tecnología e innovación, lo cual es un ejercicio altamente valioso y muy positivo. Sin embargo, creo que son iniciativas más coyunturales y no estructurales. La ciencia es un elemento transversal y en todos los partidos debería haber grupos de trabajo especializados en la construcción y seguimiento de la política científica, así como hay para los otros sectores sociales.

También creo que los gremios y organizaciones civiles han fallado. Los gremios económicos, con su capacidad de lobby, no ejercen una presión para proteger las capacidades en CTI, y creo que es porque no valoran su importancia para el desarrollo y la competitividad de la nación; aquí tenemos una falla grande en los líderes empresariales del país y que también afecta la baja inversión en I+D+i de Colombia: el fallo no es sólo del Estado. De igual forma, las agremiaciones y organizaciones del sector civil tampoco se han expresado sobre la gravedad de la situación, lo que también es señal de la falta de conexión entre la academia y el entorno social colombiano.

Las acciones que considero necesarias

Ahora, los problemas están reconocidos y necesitamos soluciones. No nos podemos quedar, una vez más, en declaraciones y lamentos. Sino que debemos, como comunidad científica, asumir una posición y acciones para lograr cambiar la situación. Quizá, este sea una de las cosas faltantes, no tenemos un rumbo ni plan de trabajo. Por ende, me atrevo a comentar algunas líneas de acción que podrían servir para encauzar esfuerzos hacia el futuro.

La ciencia en los medios de prensa

El primer paso para cambiar la situación es que la sociedad colombiana esté informada sobre lo que sucede. Aunque El Espectador y El Tiempo han dedicado secciones específicas al sector científico, no es suficiente para que la #sociedad esté suficientemente enterada. Las academia deben ser más proactiva en acercarse a los medios de prensa, y no a la inversa, para que se difunda la situación y se haga hincapié en lo que podría perder Colombia. En el país hay grandes científicos que han hecho aportes reales a la sociedad y es necesario enfatizar lo que se podría perder por los recortes continuos en presupuesto.

De igual forma, los científicos y académicos pueden escribir cartas a los editores, mensajes por redes sociales, u otras estrategias para mostrar que hay dolientes en la academia. Que sus voces merecen ser escuchadas y que la #ciencia es un sector clave para la comunidad científica. Por ejemplo, los comentarios de Moises Wasserman son muy valiosos porque es una de las personas con visibilidad en el país y que puede aprovechar sus columnas y espacios en medios de prensa para difundir el mensaje.

De igual forma, es importante un comunicado como el de Avanciencia, porque muestra que existe una comunidad organizada y atenta a presionar políticamente. Es necesario que otras redes también se manifiesten públicamente, tales como Corema, la Red GCTI, y las redes regionales de CTI y emprendimiento. Sin esa organización colectiva, es difícil llegar a ser visibles para los medios de comunicación

Participación Política

Si los académicos de verdad quieren tener recursos para lograr la transformación social, no pueden (podemos) esperar a que la sociedad libremente nos lo de. Debemos buscarlos y ser activos en convencer al país de que la CTI es importante para superar los problemas sociales. En este sentido, debemos pasar de ser pasivos a tener un claro activismo político, participando en las distintas discusiones sociales, económicas y políticas que nos competan en los distintos sectores y que la comunidad científica vuelva a tener una voz en la toma de decisiones. Es decir, debemos ser mucho más vocales en la defensa de la ciencia y en el uso del conocimiento en la sociedad.

Esto implica tener acercamiento con los políticos y tomadores de decisión. El objetivo es que en los distintos partidos políticos cuenten con una base de académicos a los cuales consultar en la toma de decisiones y que les den argumentos de peso, basados en evidencia, para llegar a la solución que más le convenga a Colombia (claro, desde sus distintas ideologías políticas). Para ello es necesario que los académicos se adapten a los ritmos y necesidades de los políticos; recuerdo de hace mucho tiempo que Lucho Garzón mencionaba que cuando le preguntaba a los académicos por una recomendación, estos le presentaban un texto de más de 100 páginas, cuando lo que necesitaba el político era un documento de máximo 3 hojas para poder tener información del caso.

Además, la generación de espacios de discusión es bastante importante para alertar sobre la necesidad de financiamiento; pero poco se hace sino se invitan a quienes toman decisiones de financiamiento. Como comunidad científica debemos salir de nuestro círculo de confianza e invitar a nuestros eventos a aquellos que deciden que se financia, y que no: políticos (tanto Congreso como Ejecutivo), dirigentes empresariales y de gremios, banqueros y entes de financiamiento. Compartir con ellos espacios para mostrarles los logros y avances, además de presionar a que se comprometan a mayor inversión en el sector, así como a escuchar sus dolores.

Por ello, la Diplomacia Científica adquiere un rol fundamental dentro de las acciones que tomen los científicos. No sólo a nivel internacional, sino también en los diálogos internos. Por ello rescato mucho este post de Susan Benavides, donde conecta la importancia de la Diplomacia Científica con la crisis de financiamiento que actualmente atraviesa Colombia

Para Concluir

¿Cuál es el objetivo más importante que debemos tener como comunidad científica en Colombia? Para mí, lo más importante es que la ciencia se convierta en un tema de agenda pública. Y para ello, sugiero inicialmente, tres frentes de trabajo sobre el que podemos articular los esfuerzos las redes académicas y aquellos científicos con gran visibilidad:

  • La comunidad científica debe aparecer constantemente en los Medios de Prensa. No sólo en forma de Divulgación Ciencia, sino como actores políticos de peso en las discusiones nacionales. Asimismo, que la ciencia no sea vista como curiosidad sino como un sector económico y real crucial para el país.
  • Conformar el Lobby que presionen al sector político por asegurar mayor financiamiento a la ciencia y que se definan las políticas que necesita el sector. No puede volver a pasar que hayan ministros de #ciencia que no logren reunirse ni una vez con el presidente de la República.
    • En este punto, es clave contar en todos los órganos colegiados con representantes del interés científico, que aboguen por la defensa del sector
  • ¿Por qué no es parte activa de la carrera científica el lanzarse a los órganos colegiados, como concejos, asambleas departamentales, y Congreso? Tenemos científicos bastante destacados que podrían hacer esa transición
  • Asesorar permanente a los políticos para la toma de decisiones. Mantener la presión porque en el Congreso haya una oficina de asesoría científica, además de tener acercamientos con los líderes de todos los partidos políticos para que las propuestas de política se basen en la mejor evidencia posible.
Publicado enDiplomacia de la CienciaEducación SuperiorEvaluación de la Ciencia

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